El primer volumen se publicó en 1892 (aunque en el interior trae la fecha de 1891) y se completaría después, en 1894, con el segundo tomo, si bien la difusión de la totalidad de la obra no llegaría hasta 1896. En 2004 la Diputación publicó una edición facsímil con una introducción de Luis Guillermo García-Saúco Beléndez.
- El primer tomo incluye un aspecto introductorio general que presenta a la propia provincia, más el partido judicial de Albacete, con los artículos dedicados a Balazote, Barrax, La Gineta y La Herrera, todo con un total de 436 páginas.
- El segundo volumen tiene ya un ámbito provincial y aquí se sigue la línea alfabética de los propios partidos judiciales entonces existentes: Alcaraz, Almansa, Casas Ibáñez, Chinchilla, Hellín, La Roda y Yeste, incluyendo, naturalmente, los distintos municipios de cada uno de esos partidos, siempre recogiendo los datos históricos disponibles, número de habitantes, riqueza agrícola, ganadera e industrial y algunos otros aspectos de los que pudo recabar datos el autor, así como referencia a algunos valores artísticos o monumentales, para añadir, por otra parte, las pedanías y entidades de población pertenecientes a su término y concluir con sucintas biografías de los hijos ilustres del municipio correspondiente.
La mención a Tobarra se sitúa en el segundo volumen, capítulo sexto, dedicado al Partido Judicial de Hellín, cuyo contenido que nos interesa paso a reproducir íntegramente:
Artículo V. - TOBARRA
Villa de remotísimo origen, situada en un valle profundo, la cual tiene por armas en su escudo un castillo coronado por tres torres y sobre la del medio un águila. La reina doña Juana concedió á esta Villa varios privilegios y preeminencias, y á fines del último siglo se gobernaba por un alcalde mayor de letras y muchos regidores perpétuos del mismo pueblo, que entonces pertenecía al rey.
El cronista señor Blanch incluye á la Villa de Tobarra en la región de los bastitanos, y no añade más sino que aun se conservan en su castillo argamasas y fragmentos de sepulturas, y algunas gradas de las termas ó baños llamadas de Santa Victoria. No sabemos si aludirá á estos baños en los que cita mas adelante como emplazados entre dos colinas, cerca de la Villa, cuyas aguas (sin dirección facultativa,) poséen virtudes curativas para combatir la sarna, las herpes y otras enfermedades de la piel.
Espinalt, mejor informado, nos habla de Tobarra con mas extensión. Dice que era Villa de mas de mil vecinos, dotada con una sola parroquia con titulo de Nuestra Señora de la Asunción, cuyo templo amplio y de hermoso aspecto nada dejaba que desear en cuanto á su arquitectura, pués fué construido con piedra labrada hasta las bóvedas. Su fundación data del año 1 546 y las rentas de su fábrica y las del cura ascendían por los años 1780 á doce mil reales y tres mil ducados respectivamente; componíase su clero por entonces de veinte y cuatro eclesiásticos.
Contaba asimismo esta Villa, cuya entrada teníala por cinco partes diferentes, con un convento de religiosos Franciscos, titulado de San José, observantes de la provincia de Cartagena, cuya comunidad, compuesta de veintiseis conventuales, veneraba una prodigiosa imagen de los Dolores. Otra del Santísimo Cristo del Antigua, que la tradición supone fué hallada en un arco ó bóveda, bajo tierra, después de la última expulsión de los sarracenos, se adoraba en la ermita de Nuestra Señora de la Encarnación, situada hacia Mediodia, donde estuvo antes la parroquia; allí también se hallaron en otros tiempos ruinas del antiguo castillo. Tenía Tobarra, además, otras varias ermitas y un buen hospital. Entre aquellas merece citarse la de Santa Quiteria, en el sitio llamado la Aldea, á una legua próximamente, con unos baños de piedra labrada, cuyas aguas se usaban para combatir las afecciones leprosas, y sarnosas, obstrucciones y dolores histéricos. Tal vez sean estos los baños que Blanch denomina de Santa Victoria.
Citando Espinalt, el testimonio de Méndez de Silva (cap. 12, fólio 185) se inclina á atribuir á los romanos la fundación de esta Villa, que la hubieron de llamar Turbula ó Tremula, pues consta que en aquel tiempo floreció y fué ciudad grande y de importancia, según proclaman vestigios descubiertos á una media legua hacia Levante, en donde se vé una sierra llamada vulgarmente de los Castellares, por haber en ella dos pedazos de torreta ó atalayas arruinadas. En la misma parte de Levante, se veía asimismo un profundo lago conocido por la Torca de Villegas.
El Dr. Lozano, á vuelta de varias congeturas, nada de particular añade.
Por último, de Tobarra tratan, según el P. Morote, Flavio Dextro; Julian Pedro, y otros, hablando del martirio que Santa Victoria virgen padeció el día 23 de diciembre del año 255. Las palabras de Dextro -dice aquel autor - son las siguientes: Hoc eodem tempore (lícet alii sub Imperatore Pio Aurelio maliut) apud Turbulam Civitatem Batestanorum : Sancta Victoria aufugiens Romae ad Hispaniam, ubi proedia erant eius sponsi, postque aliquod tempus vigessima tertia die Decembris Virginitatis Lauream Martyri laud pro Christi fide passa. Y Juliano, sobre el mismo asunto, se expresa de este modo: Vigessima tertia die Decembris Sancta Victoria, Virgo, natione Romana, quae fugiens in Hispaniam, ne Eugenio cui desponsala fuerat, nuberet venitque ad Civitatem Turbulanam in Batestanis (quae nunc vulgo Tobarra dicitur) ibidem gloriose passa est.
En un cerro, á la falda de la Sierra del Madroño, se denunció el año 1570 una mina de plata y cobre argentífero.
Finalmente, leída la información que por orden de Felipe II dieron los vecinos de esta Villa Juan Tomas, alcalde ordinario, y el Regidor Pedro de Carcelén, solo hallamos como mas saliente estos particulares: Que antiguamente fué quemada por los moros y cautivos, tornándose á edificar 266 años atrás como á la sazón lo estaba; que según, los documentos de su archivo, el rey don Sancho la otorgó el privilegio de gozar las mismas franquezas y libertades que tenia la ciudad de Chinchilla; que por merced que la hizo el infante don Juan Manuel, ostentaba por escudo de armas dos castillos y en cada uno leones con espadas; que despues de haber sido de 103 marqueses de Villena, se incorporó a la corona real en tiempo de doña Isabel, por cuyo mandato y orden fué á tomar asiento el bachiller Juan Lopez, promotor fiscal de S.M.; que en una de las dos Sierras en que estaba situada parte de la población existió un antiguo castillo con barbacana, del que solo quedaban algunas ruinas, y, así mismo, que á media legua de ella y en el sitio de los Castellares se veían otras con torres y algibes que revelaban la existencia en remotos tiempos de una gran ciudad; que en Tobarra nacieron el Licenciado Carcelén, que sirvió bien y fielmente á S.M. en encargos que le confirió, y don Gabriel Marino Cárdenas, obispo de Jaén y cardenal de las Indias; que eran hijos-dalgo los Guevaras, López de Valcarcel, Rodriguez de Vera, Carcelén y los Rodrigo de Piner, descendientes de Martín Fernandez Piner, el del brazo remangado; y, por último, que se contaban por entonces hasta siete ermitas: Nuestra Señora del Remedio, fundada por el venerable prestamero Sancho Llorente; San Blas; San Cristóbal; San Roque; Santa María; San Sebastian y Santa Quiteria, donde habia una fuente denominada la Santa por las virtudes curativas de sus milagrosas aguas para el mal de rabia y otras enfermedades.
El suelo de esta Villa es muy fértil. Ya Espinalt nos dá también noticias de que el terreno de esta Villa es "fértil, y la huerta muy espaciosa y dilatada, pues abunda en todo género de esquisitas frutas; trigo, vino, aceite, hortalizas, azafrán, mucha seda y ganado; pero principalmente en cáñamo, cuya cosecha ascendía al año á veinte mil arrobas; su calidad excelente, le hacía emplearse en las fábricas Reales, para cuyo uso era conducido á los arsenales de Cartagena."
El venerable cardenal Belluga, de feliz recordación en Murcia, fundó en Tobarra un Monte pío para aliviar á los labradares prestándoles grano sin interés alguno. Yá en otra parte de esta CRÓNICA (1) hemos hablado de estos monte-pios frumentarios debidos á la fecunda iniciativa del cardenal Belluga.
No dejó tampoco de figurar la Villa de Tobarra en los anales de la última guerra civil. Después de sorprender el cabecilla Lozano en la ciudad de Pozo-Cañada el día 19 de septiembre de 1874, el tren mixto de Cartagena, donde embarcó á toda su infantería con dirección á Tobarra, apresó en este punto rico botin, causando destrozos.
Tobarra, como la Villa de Hellín, y mas todavía esta, si se quiere, conserva la ruidosa tradición de celebrar á tambor batiente las procesiones con que se conmemoran en la Semana Santa los sublimes misterios de la Redención del género humano. Acerca de esta piadosa costumbre en la Villa de Hellín, hoy ya fuera de caracter por la forma, molesta aun cuando quizá mas adecuada á la fúnebre grandeza del divino asunto que se recuerda, tiene compuesto un hermoso articulo el agudo escritor señor Picatoste, en el tomo que bajo el título de "Últimos escritos" y precedido de un notable Prólogo de don Cristino Martos, legó para deleite de los amantes de las buenas letras.
Por último, sea digno remate de este articulo el nombre exclarecido de don Francisco Ochando Villaescusa, hijo de Tobarra, que, aun cuando segado en la flor de su vida, vivió lo bastante para darnos pruebas de su brillante talento oratorio, caldeado por un temperamento tribunicio.
Como natural también de Tobarra cita el Dr. Lozano al célebre moro Nasir, que fué "sobre historiador gran legista, y Corregidor de Murcia" y cuyo fallecimiento fija hacia el año 1215. (2)
El término de este pueblo confina con los de Albacete; Chinchilla; Ontur; Albatana; Jumilla (Murcia;) Hellín, y Peñas de San Pedro; y tiene por entidades de población las siguientes: Albenuj, caserío, con 51 almas.- Aljubé, aldea, con 145 id. - Balsain, caserío, con 15 id. - Casas Viejas, caserío, con 23 íd. - Cordobilla, aldea, con 489 id. - Charcos, caserío, con 24 id. - Chozas (Las,) caserío, con 32 id. - Herrera (La,) casas de labranza con 15 id. - Hoya de Santa Ana, aldea, con 69 id. - Huertos y Molinos, caserío, con 291 id. - Judarra, caserío, 23 id. - Mora de Santiago, aldea, con 256 id.- Polope; caserío, con 40 id. - Puerto, caserío, con 70 id. - Raso, caserío, con 89 id. - Roblecillo, casas de labranza con 7 id. - Santa Quiteria, aldea, con 305 id. - Sierra, aldea, con 508 id. - Torrecilla (La,) casas de labranza, con 9 id. - Villegas, aldea, con 197 id. y edificios diseminados, con 6 id.
(1) Tomo 1 pág. 56.
(2) Nasir Murcianus ex oppido Tibala Juris—Consultus Historicus Murcia Praetor, obiit Egira 611. (Bibl. Escur.)
Nada más de Tobarra. Hemos hecho, aunque en vano, un esfuerzo para que este articulo resultase á la altura de tan importante Villa. Un presbítero nacido en ella y residente en la Corte, que por sus aficiones y por su cargo posée, sin duda alguna, numerosos datos que se prestaba á publicar hasta en los periódicos locales, nos ha negado el honor de que figuren en esta CRÓNICA, desoyendo nuestras repetidas súplicas. Si esos datos ven, por fin, la luz pública de cualquier modo, ó en alguna curiosa monografia, menos mal, y nosotros lo aplaudiremos sinceramente; pero si tal no sucede, allá se las haya en su conciencia el cauteloso sacerdote, entre los deberes que le inspira su tierra natal y la gratitud que pueda merecer de sus paisanos.
NOTA: El presbítero residente en Madrid al que se refiere la conclusión del texto debe de ser Cristóbal Pérez Pastor. Para los interesados, en este blog también hay publicados artículos reproduciendo el Atlante Español de Espinalt, mencionado en esta Crónica, y las Relaciones Topográficas de Felipe II.
BIBLIOGRAFÍA:
- Roa Erostarbe, Joaquín. "Crónica de la Provincia de Albacete" (edición facsímil). Diputación Provincial de Albacete, 2004.
- Tobarra en el Atlante Español de Espinalt
- Tobarra en las Relaciones Topográficas de Felipe II
- Tobarra en las Relaciones Geográfico-Históricas de Tomás López
- Tobarra en el Catálogo Monumental de la provincia de Albacete
- El escudo heráldico de la Villa de Tobarra
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