A mis amigos
"Anoche soñé ¡qué cosas!,
que era un día tres de mayo
y me encontraba en Tobarra,
por sus calles desfilando.
Desfilaba con un trono
lo mismo que un Viernes Santo,
con una flamante Cruz
del mes florido del año.
La hermandad, siete chiquillos,
siete chiquillos lozanos,
la edad media de los siete,
rondaba los siete años.
Siete pantalones cortos
trotando como cosacos,
tomamos por varios puntos
la Calle Joaquín Velasco.
En el Pozo de la Nieve
punto de cita obligado,
porque allí es donde se ubica
la casa del propietario.
¿Los componentes del grupo
impetuoso y ufano?
Aquí paso a relatar
el nombre de los hermanos.
Dos responden a Gregorio,
uno Francis, otro Paco,
el quinto de nombre, Pepe,
el que suscribe y Mariano.
El dueño del Magno Trono,
mi amigo “Mariano el Balbo.”
A la hora señalada,
está en su casa esperando.
Entramos por las portás,
su Ana Mari, está limpiando
y el portal y el comedor,
son, de prohibido el paso.
-Madre, ya están aquí todos.
Llama con fuerza Mariano,
y aparece la María
remangándose los brazos.
En el patio reluciente
está, la Cruz esperando,
la bajaron de la cámara
esta mañana temprano.
-Bueno, manos a la obra
que en un pispas la arreglamos,
con flores de estas macetas
y unos pomos de geranio.
-María, mira que traigo.
Le digo alargando un ramo;
Gobanitas de Aljezares
y tomillos del calvario.
-¡Anda! qué hermosos que son.
-Los hemos cogío hace un rato.
-A mí me ha picao una ortínga,
mira cómo está mi mano.
-Pos sí que la tienes buena.
-Es que me pica y me rasco.
-Ven que te ponga un ingüento,
que no te suba pal brazo.
Hay que ver estos chiquillos,
no estarse quietos un rato.
-¡Como no nos demos prisa,
no salimos, ni con zancos!
Protesta un poco molesto
Gregorio, por el retraso.
-¡Como que a tí no te pica!
Le dá la réplica Paco.
-Porque no me hago el chulico
subiéndome a los ribarzos,
pa coger cuatro babaoles,
y encima, nos los dejamos.
-Tengamos la fiesta en paz.
Tercia el padre de Mariano
que aparece en el momento,
llevando un timbre en la mano.
-Mirar lo que os he traído,
un timbre pa los descansos,
también en el recorrido
habrá que echar un cigarro.
El cigarro es un decir.
Que no me entere yo ¡Vamos!
Que os cojo de las orejas,
y me las quedo en la mano.
Nos reprende, mientras tanto,
con maña y con pulidí
en un lado de las andas,
el timbre va colocando.
De esta forma y en un rato,
padre y madre trabajando,
nos gobiernan una Cruz
que es la mejor de mi barrio.
El trono ya está en la calle
las horquillas repicando,
en mano de los chiquillos
agarraores tempranos.
Ahora llega otro punto.
¡A ver! ¿Qué ruta tomamos?
-¿Quién dirige el recorrido?
Todos levantan la mano.
-Yo digo que pa la Plaza.
-Yo digo que pal Calvario.
-Yo digo la carretera.
-Yo digo que pal Secano.
-Dejaros de tanto yo,
y a mover los pies, ¡andando!
El timbre de bicicleta
cual canario, está cantando.
Así, por la Calle Toros
hacia el Paseo enfilamos,
y toc, toc, suenan horquillas
con buen ritmo y mejor paso.
Dos mujeres en la calle
se afanan, con la limpieza,
una, barre que te barre,
la otra entre tanto, blanquea.
Y en un postigo entreabierto
aparece una tercera,
a las tres nos dirigimos
pidiendo alguna peseta.
-Buena mujer, ¿puede darnos,
algo pa la Cruz de Mayo?
Las tres mujeres comentan,
y se nos quedan mirando.
-Mira que Cruz más bonica.
-Y los que la van llevando.
La que hace un rato barría,
viene hacia mí de repente.
-¿De quién eres tú, querido?
me páe que quío conocerte.
-Yo soy de Antonio Pinicos.
-¿De quién dices que eres, nene?
¿De Antón el del Molinico?
-No señora, de Pinicos.
La mujer está muy sorda,
a ver cómo se lo explico.
-¿Y quién dices qué es tu agüela?
-La Cari de Casimiro.
-¿La Cari de Casimiro?
¿El herrero? ¿Su mujer?
¡Ay, qué lástima! Pos claro,
no la voy a conocer.
Me acuerdo que de mocicas
íbamos juntas al caño,
y en los calores de agosto,
a Jamontes a los baños.
Y Gregorio se impacienta
y exclama bastante airado.
-¡Date prisa! que a este paso,
en vez de para la Cruz,
pedimos los aguilandos.
Se reanuda el desfile,
por las calles avanzando;
la bolsa del mochilero
poco a poco va engordando.
De pesetas y perrones
que las mujeres van dando,
y también de algunos hombres
que al paso nos encontramos.
-Buena mujer, ¿puede darme,
algo pa la Cruz de mayo?
Sigo con mi letanía
por las puertas pregonando.
Suena el timbre, ríng, ríng, ríng
-Vamos a parar un rato.
¡Muchacho! ¿Quieres pararte?
Que hay que relevar a Paco
Ring, ring, ring, suena que suena,
Me despierta un sobresalto.
Y es, el del despertador,
en la mesilla sonando.
Me asomo por la ventana,
a los chiquillos buscando,
y me parece escuchar
a lo lejos como un canto.
-Buena mujer, ¿puede darme,
algo pa la Cruz de mayo?"
Casimiro Bleda Onrubia
Badajoz, 21 de mayo de 2007
Badajoz, 21 de mayo de 2007
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