- ¿Dónde vas compañero?
- Voy a Tobarra.
- Amigo, ¿qué pasa allí?
- Semana Santa.
- ¿Y ese tambor que llevas,
con tanta plata?
- Para sonar por Cristo
con toda el alma.
Sonará por las calles,
por cerro y plaza,
sonará por las noches
y madrugadas,
sonará a todas horas
como Dios manda.
-¿Cosa de Dios que toques
la tamborada?
- Cosa fue de mi padre
cosa es del alma,
cosa fue de mi abuelo
cosa es del alma,
y es cosa de mis hijos
cosa es del alma.
Que así, de padres a hijos
a Dios alaban,
tambores y tambores
de mi Tobarra.
-¿Que si lo manda Dios?
-Si, Dios lo manda,
que son otros los ruidos,
que le maltratan,
pero no los tambores
de mi Tobarra;
los que tocan los novios,
entre miradas,
los que tocan los chicos,
y las muchachas,
los que tocan los padres
con todas ganas,
para que suene el aire,
y se haga palmas.
Que aunque Cristo muriera,
resucitaba
y es cosa de hacer ruido,
por tanta gracia.
Anda, ven, forastero
se ven las ansias,
toma y toca el tambor
con toda tu alma,
que vienen a tocarlo,
de toda España,
que viene a tocarlo,
desde Alemania.
De Tobarra los hijos,
se desparraman.
Que los pobres se unen
en la esperanza.
-¿Dónde vas, compañero?
- Voy a Tobarra.
El año que no vengo,
me cuesta lágrimas.
Y cuando ya no pueda,
ver la mañana
del Domingo de Pascua
de mi Tobarra,
¡Que toque un hijo mío,
con toda el alma!
Juan José García Carbonell (1923-1999)
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